Pocas veces he sentido la necesidad de escapar, de refugiarme de las cosas mundanas, de evadirme de todas y cada una de las preocupaciones que me invaden.Una de esas preocupaciones es la que lleva el título de este post. Necesito pensar en mi futuro, porque al fin y al cabo, será el lugar donde viva el resto de mi vida. Claro está, ese futuro que me gustaría para mí, no conocería la palabra soledad, pero por desgracia, es una de mis tantas otras preocupaciones existenciales. Una obsesión que me taladra la cabeza, un sentimiento de nostalgia que me invade cada vez que soy testigo de su presencia, que aunque suene raro, la soledad tiene presencia propia, y se hace latente en cada uno de nosotros...
Ese miedo a la soledad infundado, es el que ha hecho mella hoy en mi. Después de un día de lo más normal, con notaza de 9 del señor D. Jesús Nebreda, me he dado cuenta de que mis estudios no entran dentro de mis esquemas mentales, o de mis prioridades... tengo otras, el no estar solo me preocupa más que todas y cada una de las cosas que rodean mi vida...
Así es la cotidianidad dentro de la vida de un filósofo... y sí, aunque suene raro, tienen los mismos miedos que todos y cada uno de vosotros estimados lectores...
Quizás sea la rabia de no poder controlar todas y cada una de las secuencias de nuestra vida, traducidas todas ellas en ese miedo angustioso y tan visceral...
Un abrazo filosófico
